1. Evitar los atracones de un día. En su lugar, planificar sesiones de estudio más cortas durante varios días
Las investigaciones demuestran que es mucho más eficaz realizar sesiones de estudio más cortas de unos 20-30 minutos a lo largo de varias semanas, que estudiar seguido durante horas en un mismo día o varios días.
2. Evitar estudiar por las noches, mejor fijar unas horas del día concretas para las sesiones de estudio
Los estudios científicos han demostrado que las sesiones de estudio prolongadas durante la noche afectan negativamente a nuestro razonamiento y memoria y los efectos pueden durar ¡hasta 4 días! En cambio, si en su lugar establecemos unos horarios de estudio específicos a lo largo del día o la semana, estaremos creando una rutina de aprendizaje y a medida que nuestro cerebro se acostumbre a aprender en esos momentos, nos será cada vez más fácil estudiar.
3. Fijar metas u objetivos específicos para cada sesión
En lugar de estudiar de forma aleatoria, es mejor elegir un tema concreto y centrarse en él hasta entenderlo a la perfección. ¿Cómo sabemos cuando estamos listos para pasar a otro tema? Muy fácil. Basta con tratar de explicar a alguien el tema de forma sencilla. Si lo conseguimos, podemos pasar al siguiente tema; de lo contrario, significa que todavía no lo hemos entendido o asimilado lo suficiente.
4. Hacer fichas esquemáticas con la información principal de lo que hemos estudiado
5. No llevar el celular al lugar de estudio
Cada vez es más habitual ver a personas estudiando con el celular a su lado sobre la mesa. ¡No lo hagas! Los mensajes y otras notificaciones que recibimos en los móviles son uno de los mayores elementos de distracción hoy en día a la hora de estudiar o de hacer cualquier otra cosa. Es muy importante guardar el celular y ponerlo en silencio cuando vayamos a estudiar; o mejor, dejarlo en otra parte de la casa para evitar la tentación de mirar a cada rato si hemos recibido algo.
Comentarios
Publicar un comentario