Conocemos mucho las situaciones a las que día a día se enfrentan los miembros o trabajadores en las empresas. Son comunes el hecho de tener que responder por unas metas establecidas, por el rendimiento de sus subordinados, rendir cuentas a un superior, entre otros.
Se conocen muchos casos de miembros de un equipo que, a pesar de su esfuerzo, dedicación y compromiso, no obtienen los resultados esperados y las cifras no están a su favor. Esto sumado a la presión que conllevan los malos frutos de un periodo que no es el mejor para los negocios, también sumado a ver amenazado su salario y su puesto de trabajo y a un superior amedrentador, que está pendiente de cada uno de sus movimientos.
Si a todo esto le añadimos, problemas personales, familiares y situaciones difíciles que van mucho más allá de lo laboral, todo termina de ser una cadena de malas rachas que afectan el rendimiento de las personas.
Obviamente, no hay excusas para no garantizar el cumplimiento de las funciones, pero también es un llamado a cualquier persona a ponerse en el lugar del otro.
La comprensión es una de las claves para asegurar un ambiente de trabajo en el que cada empleado, jefe y líder de equipo se sienta en la confianza de cometer errores y aprender de estos. Cuando un compañero pase por una "mala racha", no realicemos juicios negativos que podrían terminar de afectar a esta persona; cambiemos las críticas por el acompañamiento y animémonos a entender qué es lo que hay detrás de aquello que está afectando su gestión.
Muchas veces no se trata de un mal trabajador, sino de un mal momento en el mercado, una mala estrategia o, como mencionamos anteriormente, problemas personales.
La invitación es a no ser los jefes, los subordinados o los empleados comunes, sino a ser esos refuerzos positivos que le sirven a su empresa, pero también a su equipo, que motivan, acompañan y le devuelven a los demás esa fuerza necesaria para sobrepasar cualquier obstáculo.
Los "refuerzos positivos" se enfocan en lo bueno de las personas y les recuerdan ese gran potencial que tienen, entendiendo que un trabajo no sirve de nada si no aprendemos cada día con lo que hacemos.
Las palabras tienen poder y a veces un simple "te felicito por el esfuerzo que le pones a tu trabajo" puede ser muy significativo para alguien a quien las cosas no le han salido muy bien en los últimos días.
Y muchas veces ser ese refuerzo positivo no es solo ser el amigo de quienes trabajan con nosotros, sino también ser un soporte para la empresa, ya que esta se verá beneficiada al tener empleados entregados y fidelizados que comprenden que su lugar de trabajo puede también ser su refugio.
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