Últimamente suena con más fuerza frases como “la educación
está cambiando y ya nadie tendrá que ir a la universidad”. Allí encontramos una
afirmación clara, convincente y real, la educación está transformándose, el universo
digital ha obligado a que todo a nuestro alrededor cambie. Ahora, qué esto
signifique el fin de los centros educativos universitarios tal como los
conocemos, es algo improbable.
Foto de escuela creado por freepik |
Es claro que las compañías están dando menor importancia al
título técnico, tecnológico o profesional de las personas, dándole prioridad a habilidades
blandas. También es cierto que una de las principales quejas de las empresas
hacia las universidades, es la no preparación de sus estudiantes de acuerdo a
las necesidades reales y latentes del mercado profesional. No obstante, estos puntos son válidos para
apoyar la preparación digital a través de cursos, que catalogamos como
complementarios a una formación básica y dirigidos, especialmente al ejercer,
preparando al estudiante para su actividad actual, pero dejando aspectos
relevantes de lado.
Cómo nombre anteriormente, la priorización de habilidades
blandas no es algo a pasar por alto. Afirmo con total convicción que muchas de
ellas se desarrollan desde los procesos formativos, incluyendo el colegio y la universidad.
Ahora, si incluimos en esta ecuación la relevancia que toman los claustros
educativos desde la preparación ética, investigativa y relacional, esta se toma
unos cuantos pasos adelante sobre otros modelos formativos.
Para nadie es un secreto la importancia que tiene el trabajo
en equipo, la relación con el otro, la interacción constante en la etapa de
aprendizaje con el profesor, maestro, ‘coach’ o la persona que te transmite el conocimiento,
situación que, a través de una pantalla, y bajo videos pregrabados es compleja
que se lleve a cabo. Adicionalmente, contemos esos factores de valor agregado
que la educación tradicional busca incluir en sus pupilos: enfoque analítico e
investigativo, formación que muchos de los cursos online dejan de lado, y a los
cuales se llegan en muchos casos a razón de estos factores incentivados en los
estudiantes por la formación recibida anteriormente.
Bajo este panorama, me niego a creer en frases como con la
que iniciamos este artículo. Considero que este nuevo modelo educativo es positivo,
llegó para crecer y quedarse, pero como un complemento de la educación
tradicional, no como un reemplazo.
Sebastián Obregón
Director WorkUniversity
@Sebas_obregon
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